Debemos empezar a motivar desde la infancia, no olvidemos que en sus orígenes el hombre era telepático y bastante más tarde es cuando hace aparición el lenguaje expresivo. Conocer las propias emociones es detectar lo que sentimos y verbalizarlo a través del lenguaje de las palabras. Si no, estas emociones las reprimimos y se forman lo que llamamos reacciones psicosomáticas. Aprender a controlar las emociones tampoco es tan fácil, hay adultos que no acaban de aprender y repiten modelos de relación, conductas adquiridas y dependencias emocionales, volviendo una y otra vez al bucle de la repetición.
Cada niño y adolescente puede aprender actitudes que le enseñen en forma de estrategias a gestionar estas emociones en el momento que aparecen. La automotivación ayuda a controlar la impulsividad cuando nuestro hijo quiere aprender a ir en bici, a nadar, a leer, a sumar, o tiene miedo de ir de campamentos, sobre todo cuando ve que con la práctica y esfuerzo lo ha conseguido. La empatía llega cuando es hora de pensar en los demás, algunos niños son más egocéntricos y es entonces el momento de educar la sociabilidad.
Rosa Mª Ibañez
Psicóloga clínica
Publicado en la revista Tot Sant Cugat n.1454
20 de Febrero de 2015